lunes, 8 de diciembre de 2014

Ensayo de un cuerpo sin alma 1ª parte.


Destruida como el tiempo que ya pasó, sólo queda recuerdo de algo vivido.
¿Podría equipararse el alma a la memoria?
Deberíamos definir alma y memoria.
Alma sería una de las partes del ser humano, su parte inmaterial, que juntó con el cuerpo, formarían el todo.
Memoria sería la capacidad de recordar imágenes de hechos o situaciones pasados que quedan en la mente.
El alma, ¿hace o no de motor del cuerpo?
Si así fuese, el cuerpo moriría sin el alma.
Pero se conoce de personas desalmadas ¿o sólo sería una simple definición?
Quizá el alma pueda subdividirse...
Una primera parte como energía y motor del cuerpo, que se transformaría con la muerte, pues es obvio que la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma.
La segunda parte sería la que hace inmortal al ser, comparable a la memoria, pero está parte del alma no sería propia sino ajena.
De esta manera todas las almas estarían enlazadas con otras formando una red con la totalidad de seres.
Es decir, dentro del alma de cada uno, tendríamos una parte de cesión de la misma, que entregaríamos a otras personas mediante su recuerdo, mediante la memoria, haciéndolas inmortales hasta el olvido.
Por lo tanto, ¿existiría la inmortalidad propiamente dicha?
La respuesta es clara, existe hasta la desaparición de la segunda parte de nuestra alma.
Existiría una tercera parte que sería heredada, durante nuestros años de vida, que sería aquella parte que nos definiría como personas, nuestros valores y forma de ser. Necesariamente de aprendizaje de uso de la segunda subdivisión de nuestra alma.
De este aprendizaje dependerá la duración de la inmortalidad de otros seres.
Se deduce por tanto, que un cuerpo sin alma, no podría existir, pues al menos habría de gozar de la primera de las partes, pero sí con alguna carencia dentro de los fragmentos de su conjunto.

viernes, 5 de diciembre de 2014

CONFUSO

Confuso, atacado por la incoherencia busco el lugar donde arrancar mi cabeza.
Necesito extraer la sangre que me oprime el pensamiento y obstruye mi mente.
Agujas inapreciables se clavan sobre mi, convirtiéndome en un erizo depresivo y tu tacto ya no me calma, pues sin notarlo, clavas aún más los alfileres que demuestran amor.
Y me aguanto, pues el dolor nunca se rechaza y arranco mi cabello para soportarlo, tejiendo con él las cuerdas nos unen.
Y lo soporto, pues lo tengo asumido como las almas en pena que entienden su destino.
Y aprieto mi cara contra mis rodillas hasta que mis labios estallan, se revientan y vacían, para así nunca más gozar tus besos, nunca más besar ni ser besados.